jueves, 4 de agosto de 2016

Toro mecánico

Yo no quería un hombre
Sino una madre
Que me enseñara cómo funciona
la mecánica
del desapego

Yo no quería un hombre
Sino un esquimal
Que me invitara a su iglú
Y me enseñara a decir
Blanco
De todas las formas posibles

Yo no quería un hombre
Sino una mujer
Que me enseñara a bordar
y a coser
Y a vivir
Con la falta

Yo no quería un hombre
Sino un médico
Que me hiciera abrir la boca
Sacar la lengua
Que mirara el fondo de mi garganta
Y me recetara un remedio
Infalible

Yo no quería un hombre
sino un centauro.
Que me llevara lejos en su lomo de caballo
Que me llevara lejos
y me protegiera con sus brazos de hombre

El último fue un toro
Mecánico
Su cuerpo era de metal

Y no tenía  pies, ni cabeza. 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Placebo



el amor puede ser a veces
como un Redoxón
una pastillita que tirás en un vaso con agua
y hace fshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
una efervescencia
algo que se disuelve
y se confunde

lo líquido con lo gaseoso
lo insípido con lo dulce
lo dulce con lo salado

algo que, a fin de cuentas, te tomás de un trago
un placebo inflado por el márketing
que a lo mejor, te hace más fuerte
 

jueves, 18 de octubre de 2012

El que las hace las paga


Sostengo un cartel con mi nombre y mi número
de documento
De frente y de perfil
Detenida
Por un crimen que no cometí
O que no sé que cometí
Estoy frente al odio
Por conducir mal mi vida

Le cuento los hechos a un oficial que teclea
La foto del correccional será publicada
En la tapa  de algunos  diarios y revistas
Soy la famosa Ofelia
Todos me vieron cuando desvariaba
Recogiendo flores
Todos me vieron tropezar, caer, hundirme

De mi también tomaron instantáneas
Imágenes desfilando por la alfombra roja
Me vistieron grandes diseñadores
Hice ejercicios y cuidé mi dieta
Para sostener  esta  figura

Me dediqué paciente y metódicamente
A estudiar mi papel de ahogada

También improvisé
Y me fue mal

Me quedé muda
De tanto tirar de la cuerda
Vocal
Se rompió
Y el velo del paladar se oscureció
Como el del  vestido de una novia
Plantada

Mis raíces se nutren de la oscuridad y la humedad de la tierra

Querido Diario: soy una porcelana muy antigua de una dinastía china.
Juntando tierra en la vitrina de un bazar que liquida por cierre.

Querido Diario: no soy linda.
Soy única.
Y rara.
Y me vendo al mejor postor.


viernes, 15 de abril de 2011

tablas

las tablas de multiplicar

nunca llegué a la del cuatro

ni a la de lavar

o planchar: por más que me esmere queda todo

arrugado

Atletas

sostuvimos una conversación

como atletas mal entrenados

la dejamos caer junto con todo

lo demás


uno de un lado y otro

del otro

medimos mal la fuerza

y se terminó de alguna manera

lo que nunca pero nunca

me abandones cariñito

domingo, 10 de abril de 2011

Me desperté con taquicardia. Sola. Me prometí dejar de fumar hoy mismo. A las dos horas estaba en la cocina frente a una taza de café, encendiendo mi primer cigarrillo. Pensé en esos animales –no se si existen- que buscan un agujero para ir a morir en paz, que se entierran a si mismos. Pensé en las momias embalsamadas que encontraron en no se qué caverna; dos niños, que aún conservaban su aspecto infantil, sin ningún signo de deterioro a pesar de estar muertos hace siglos. Quise leer el diario, pero no pude. Me adelantaba demasiado rápido, saltaba de una a otra palabra, como un sapo sobre piedritas. Tengo la piel seca. Debería tomar más agua. Tengo la impresión de que mi cuerpo rechaza el agua. Lloro. Lloro bastante y con ruido. Con mocos, también. Se me hincha la cara. Pienso en la mecánica del llanto. Me interesa. La manera en que el aire se comprime dentro del pecho. ¿Qué pasa con el diafragma? ¿Cómo se fabrican las lágrimas? ¿El procedimiento empieza dónde? ¿En el cerebro? Y después. ¿En los ojos, la naríz, la garganta? 
Ya son las cuatro, casi. Y no comí. Recién ahora me doy cuenta. Hace poco leí algo creo que de Kafka (o de Barthes sobre Kafka?) acerca del enflaquecer como pose del escritor. Bueno, no sé. Balzac era gordo. Y lo único que le importaba era parecer un escritor.
Yo no escribo, me digo, porque estoy demasiado ocupada en sostener los cimientos básicos de la vida cotidiana. Tengo mucho trabajo. Pero no sé. Tampoco como. Además, está la eterna duda. ¿A qué darle prioridad? ¿Leer o escribir? Quizás debería dejar de leer. (O de querer leer, no es que lea tanto, en realidad, sino que principalmente elaboro listas interminables sobre lo que debería leer. Ni siquiera sobre lo que querría.)  Preferiría ser un mosquito a sentirme como un mosquito. No imagino ser más frágil, con ese cuerpo hecho de hilos y alas.

lunes, 21 de marzo de 2011

Huellas*

Cuando se rompe un vidrio el sonido es metálico. Estridente. Líquido. Quedan las esquirlas en el piso y nos da miedo caminar descalzas.

Cuando un hueso se rompe, cruje. Igual que la madera. Si se mantiene quieto e inmóvil durante algún tiempo, es posible que llegue a soldarse.

El entramado de una tela se desgarra y quedan las hilachas flotando, como los tentáculos de algún espécimen acuático.

El papel, al rasgarse, emite un sonido ronco y si se lanza al aire es capaz de provocar una lluvia lenta y silenciosa.

Un huevo es un óvalo blanco y perfecto, una fina capa calcárea que, si se golpea suavemente, se quiebra y desaparece bajo una lámina viscosa, imposible de atrapar con los dedos de las manos.

La piel envuelve la sangre, que se coagula y endurece al contacto con el aire.

Pero ¿cuál es el sonido, la forma, de una ilusión rota?

Tal vez una ilusión rota tenga la forma de una huella.

Una impresión. Un testimonio. Un recuerdo. La presencia de una ausencia.

Hicimos el camino inverso. Nadamos en las tripas del lobo, trepamos por su tráquea como si escaláramos una montaña, nos aferramos a su glotis y resbalamos por su lengua hasta encontrar el camino más largo que nos condujera por el bosque hasta llegar a nuestras casas, sanas y salvas.

Dimos a luz sin haber concebido. Tenemos las manos ciegas pero los ojos abiertos como planetas.


*Texto escrito para una futura instalación.